Observás desde dentro
tu rostro: un pozo adusto,
endurecido, sin
empatía. Supiste
ser alguien expansivo
y fresco, pero el paso
del tiempo te marcó
y te volvió impaciente
con los otros. Devora
tu mente un entimema
que no desentrañás
del todo. Bien harías
en saber que se trata
del poco amor, estanque
tu vida: te desune
del resto la amargura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario