sábado, 11 de noviembre de 2017

(s/t)


El celular, de negro 
durante todo el día, 
nada supo de vos, 
ni el perro, que circula 
entre las cosas como 
buscando una palmada 
de condolencias, ni, 
en fin, mis tres cabezas 
(la de pensar; la de 
pelear; la de escucharte). 
También anduvo mudo
mi yo, aunque en el estuche 
crujió el violín. Pronombres 
que me pierden, se asoman
desde el Leteo seres 
que siguen recordando. 

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