viernes, 2 de junio de 2017

ESO, Y LAS LLAVES


Creíamos que había 
que ser salvajes. Bares 
en los que nos perdíamos 
en relatos sedientos 
de emoción. Con las luces 
de la mañana dábamos 
al olvido poemas 
habidos malamente, 
o quemábamos plata 
de la chica. Perjuros 
hoy por hoy de esos bordes, 
ya otros jóvenes buscan 
lo que nunca obtendrán, 
civilizado todo. 

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