a Eugenia MentaEl primero, el segundo,
el tercero y el cuarto
--abajo va el pulgar--:
los dedos se deslizan
por la tastiera como
proponiendo figuras
que duran un instante
para luego fundirse
en otra forma. Del
arco no digo nada.
Me fascina la dúctil
postura en que se yergue
la mano. Son caminos
sabidos de memoria:
el alma de las cuerdas,
sus cuatro direcciones.
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